jueves, 4 de enero de 2007

DIRECCION

¿De dónde proviene la palabra "Dirección"?

Etimológicamente, la palabra "dirección", viene del verbo
"dirigere"; éste se forma a su vez del prefijo "di", intensivo,
y "regere": regir, gobernar. Este último deriva del sánscrito
"raj", que indica "preeminencia".

¿Cuál es la definición de Dirección?.

La dirección es aquel elemento de la administración
en el que se logra la realización efectiva de todo lo planeado,
por medio de al autoridad del administrador, ejercida a base de
decisiones, ya sea tomadas directamente, ya, con más frecuencia,
delegando dicha autoridad, y se vigila simultáneamente que se
cumplan en la forma adecuada todas las órdenes emitidas.

¿Cuál es la importancia de la Dirección?.

Notemos que la dirección es la parte "esencial" y "central",
de la administración, a la cual se deben subordinar y ordenar
todos los demás elementos.



En efecto: si se prevé, planea, organiza, integra y controle,
es sólo para bien realizar. De nada sirven técnicas complicadas
en cualquiera de los otros cinco elementos, si no se logra una
buena ejecución, la cual depende inmediatamente, y coincide
temporalmente, con una buena dirección. Tanto serán todas
las demás técnicas útiles e interesantes, en cuanto nos permitan
dirigir y realizar mejor.

Y es que todas las etapas de la estática administrativa se
ordenan a preparar las de la dinámica. Y de éstas, la central,
es la dirección. Por ello puede afirmarse, como lo hicimos,
que es la esencia y el corazón de lo administrativo.

Su importancia en razón de su carácter.

Otra razón de su importancia radica en que este elemento
de la administración es el más real y humano. Aquí tenemos
que ver en todos los casos "con hombres concretos", a
diferencia de los aspectos de la parte mecánica, en que
tratábamos más bien con relaciones, con "cómo debían
ser las cosas". Aquí luchamos con las cosas y problemas
"como son realmente". Por lo mismo, nos hallamos en la
etapa de mayor imprevisibilidad, rapidez y, (si cabe la expresión),
explosividad, donde un pequeño error, -facilísimo por la dificultad
de prever las reacciones humanas- puede ser a veces difícilmente
reparable.



Cuando un administrador se interesa por sí mismo en la función
directiva, comienza a darse cuenta de parte de su complejidad.
En primer lugar, está tratando con gente, pero no en una base
completamente objetiva, ya que también él mismo es una
persona y, por lo general, es parte del problema. Está en
contacto directo con la gente, tanto con los individuos, como
con los grupos. Pronto descubre, como factor productivo, que
la gente no está solamente interesada en los objetivos de la empresa;
tiene también sus propios objetivos. Para poder encaminar el
esfuerzo humano hacia los objetivos de la empresa, el
administrador se da cuenta pronto que debe pensar en términos
de los resultados relacionados con la orientación, la comunicación,
la motivación y la dirección.

Aunque el administrador forma parte del grupo, es conveniente,
por muchas razones, considerarlo como separado
de sus subordinados. Para lograr los objetivos de la empresa
se le han asignado recursos humanos y de otra índole, y tiene
que integrarlos. También es conveniente pensar en el administrador
como separado del grupo por que es su jefe. Como jefe no es
tanto uno de los del grupo como aquel que ha de persuadir al
grupo para que haga lo que él quiere o deba hacerse. La
dirección implica el uso inteligente de un sistema de incentivos
más una personalidad que despierte interés en otras personas.

 

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