Todos tenemos que tomar decisiones constantemente.
Estas van desde la decisión elemental que un infante
toma cuando decide retirar la mano de una tina de agua
caliente, hasta las decisiones sumamente importantes que
se toman al negociar acuerdos entre empresas.
La administración es el ejercicio y arte de tomar decisiones
en las organizaciones. Por lo tanto, es el acto más importante
en la práctica gerencial la toma de decisiones.
Una decisión es una resolución o determinación final.
También se ha definido la toma de decisiones como la
selección de un curso de acción entre dos o más alternativas.
El término decisión se deriva de decidere, que significa
"cortar", o sea, el administrador, una vez que ha tomado
la decisión, requiere firmeza en su propósito, y debe recordarse
que las decisiones a nivel administrativo, son el fundamento
de la planificación y el resto de fases del proceso administrativo.
En administración, los gerentes e incluso los empleados,
toman más opciones por decisiones, porque una decisión
no se puede modificar, en otras palabras, significa
abandonar el pasado.
Decisiones Estructuradas y No Estructuradas.
Las decisiones estructuradas se toman de acuerdo con
políticas, procedimientos o reglas, escritas o no escritas,
que posibilitan la toma de decisiones en situaciones
recurrentes porque limitan o descartan alternativas.
Verbigracia, los administradores rara vez tienen que
preocuparse por el rango salarial de un trabajador recién
contratado, ya que por regla general, las empresas cuentan
con una escala salarial establecida para todos los puestos.
Existen procedimientos de rutina para tratar asuntos de
rutina.
Las decisiones estructuradas se utilizan para abordar
problemas recurrentes, sean de gran complejidad o simples.
En cierta medida, las decisiones estructuradas restringen la
libertad, ya que el trabajador tiene menos campo de acción
para decidir qué hacer. No obstante, el objetivo de las
decisiones estructuradas es liberar.
Las decisiones no estructuradas abordan problemas poco
frecuentes, o excepcionales. Si una situación no se ha
presentado con la frecuencia suficiente como para que
la cubra una política o si resulta tan importante que merece
atención especial, deberá ser manejada como una decisión
no estructurada. Problemas como distribuir los recursos de
una empresa, qué hacer con una línea de productos que no
tuvo el éxito esperado, cómo hacer para mejorar las relaciones
con la sociedad, etc., constituyen situaciones dónde el gerente
toma decisiones trascendentales del tipo no estructurada.
En tanto se asciende en el nivel jerárquico de la empresa,
la capacidad para tomar decisiones no estructuradas toma
mayor relevancia. Es por eso que la mayor parte de los
programas de desarrollo de administradores, y especialmente
los gerentes, pretende mejorar las habilidades para la toma
de decisiones no estructuradas, por regla general, enseñándoles
a analizar los problemas en forma sistemática y tomar
decisiones lógicas.
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